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Sensibles

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Un día, los líderes de la casa de paz de La Legarda, en Quito Ecuador, realizaron una caminata de oración; esta es una herramienta poderosa para ver la comunidad como Dios la ve y llenarnos de su amor por la misma. A medida que recorrían e intercedían por el sector, se encontraron con una triste realidad: muchos niños en la calle, quienes pasan el día jugando mientras sus padres trabajan. Al ver a los niños, el corazón de los líderes se conmovió y pronto decidieron hacerles una atención especial; fue así que los invitaron para el siguiente sábado a una actividad dirigida a ellos. 

El día del encuentro, se preparó el lugar y los niños fueron llegando poco a poco. La primera en llegar fue una niña de 11 años llamada Camila; ella quedó muy contenta con la reunión. Desde entonces, la pequeña adoptó a los líderes de la casa de paz como sus tíos y se convirtió en la niña que siempre estaría invitando a sus amigos a asistir. Así, cada semana, Camila les recuerda a sus vecinos que los “tíos” vendrán el sábado para la reunión de casa de paz.

Como fruto de esta iniciativa, que nació en corazones sensibilizados en medio de una caminata de oración, la casa de paz de La Legarda se ha multiplicado en una nueva casa de paz dirigida especialmente a los niños. 

Actualmente, no sólo estos niños reciben la Palabra de Dios y refrigerios, también algunos padres están empezando a asistir para recibir el evangelio, mientras esperan a sus hijos. Además, se está formando un equipo de líderes comprometidos para atender a los más pequeños efectivamente. Camila sigue aprendiendo de la Palabra y anima a sus vecinos a participar semanalmente de la casa de paz. Juntos y con compasión, están estremeciendo a La Legarda.

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