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Impacto en Uruguay

Impacto en Uruguay

Cuando Dios llega a la vida de una familia, todos sus integrantes y quiénes le rodean pueden ser impactados. Un testimonio de esto son Alan y Mónica, un matrimonio originario de Durazno, Uruguay, que se mudó a Montevideo por motivos de trabajo.

Alan y Monica conocieron a Sebastián, un pastor de su ciudad natal, Durazno, en el velorio de un ser querido. Quedaron conmovidos con las palabras que Sebastián compartió. Muy pronto abrieron su casa para recibir la primera de muchas visitas que Sebastián haría a lo largo de los últimos dos años. Inmediatamente comenzaron una casa de paz, que debido a la distancia, se realizó virtualmente. Con el correr de los días, se bautizaron y empezaron compartir este mensaje de paz y esperanza que transformó sus vidas, iniciando así una casa de paz presencial.

Lo que Dios hizo en ellos comenzó a propagarse en otras personas. El papá de Mónica, José, empezó a participar de la casa de paz. Él había sido un padre ausente, a causa de resentimientos del pasado y de que José se refugiaba en vicios, no había demostrado amor a sus hijos. Los recuerdos de infancia de Mónica y sus hermanos eran peleas y discusiones continuas. Fruto de esto, todos sus hijos se distanciaron de él. Sin embargo, cuando Mónica conoció a Jesús, perdonó a su padre y le mostró amor. Esto quebró totalmente las barreras de José. Aunque toda la vida había rechazado a Dios, ahora sentía esperanza y se sentía atraído por ese amor que su hija, a pesar de todo, le demostraba. José entregó su vida a Jesús. Desde entonces, ha dado muchos pasos de obediencia, mostrando amor a todos sus hijos, como nunca lo había hecho. Esto está restaurando la familia. Además, las hermanas de Mónica también se han acercado a conocer a ese Jesús que cambió a su papá.

Como si esto fuera poco, Alan y Mónica siguieron orando por nuevas formas de participar con Dios en la restauración de Uruguay. Fue así como surgió un proyecto con títeres que busca llevar esperanza y presentar a Jesús en la fundación “Perez Scremini”; esta es una fundación para niños con cáncer y sus familias. Los amigos y vecinos, al ver la iniciativa, se sumaron al proyecto. A raíz de eso una nueva casa de paz comenzó a surgir.

Sin duda quienes rodean a Alan y Mónica están siendo impactados. La paz de Dios está siendo plantada en la familia de Mónica y en su vecindario, y es una semilla que da mucho fruto.

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