La iglesia Casa de Oración ubicada en Urabá, Colombia, zona fronteriza con Panamá, ha tenido una intensa aplicación de principios PIC, donde hace poco 40 niños y 30 adultos entregaron sus vidas a Cristo, esto es algo espectacular; también se logró establecer 4 nuevas casas de paz a las que se les dará un seguimiento y discipulado para que nuevos creyentes sean guiados en obedecer los mandamientos de Jesús y acompañarlos en su crecimiento.
La estrategia ha sido realizar el 10×10, esto es un tiempo de capacitación que se realiza durante 10 días a 10 personas que luego saldrán a evangelizar. Se comparte la teoría, pero también se practica de inmediato lo aprendido, para que así todos puedan conocer al Señor Jesús como su Salvador. Durante uno de esos días, se acercó una niña de 10 años que se quiso unir a las actividades con niños y el último día orando con ella, los hermanos se dieron cuenta que tenía un espíritu de miedo, incluso había intentado quitarse la vida un par de veces, pese a su corta edad. Luego de un tiempo de liberación, se fue tranquila y no sólo eso, sino que sus padres llegaron esa misma noche comentando expectantes: “no sabemos cómo explicar lo que pasó esta noche pero queremos que lo que pasó con nuestra hija, pase también con nosotros”, y en ese mismo instante aceptaron al Señor como su Salvador.
Una de esas noches como a las 3 de la mañana se escuchó en el sector una música semejante a la música de santería, sin conocer a la persona de donde provenía, empezaron a orar por ella y como al séptimo día llegaron a su casa y observaron que era ella quien colocaba la música. Durante la visita y conversación, ella comenzó a abrir su corazón, contó que conocía de Cristo, pero que estaba muy alejada y en ese mismo momento terminó aceptando al Señor, y para gloria de Dios, al siguiente día amaneció compartiendo nuevamente música, pero esta vez era música cristiana.
Cuando Dios tiene algo preparado para sus hijos, ¡se cumple!, y su gloria llega para todos los que abren su corazón a él, no importa la santería, no importan los espíritus de miedo, ni la depresión, no importa la situación ni el pasado, cuando Dios toca la puerta es para cambiar cada área de la vida y él llega en el momento indicado.
Abramos nuestro corazón a él, dejemos que el maestro toque nuestras vidas y veremos como es transformada de una manera sorprendente.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. Apocalipsis 3:20